Durante muchos años fui el único guiri del valle.
Dos décadas han pasado desde que el estadounidense Keith Kirwen se bajó por primera vez del autobús en el Vall d’Aran.
En la historia de ese desembarco, según relata, hay un personaje que previamente le ha mencionado la existencia del lugar –ideal para llevar a cabo lo que fraguaba entonces–, pero lo cierto es que estaba, al bajar de ese autobús, tan lejos de todo y de todos, y con una consciencia de forastero tan intensa, que era como si lo hubiera escogido a dedo, el sitio, haciendo girar en su cuarto un pequeño y voluptuoso globo terráqueo. Kirwen tenía 25 años y lo único que quería era un sitio donde pasar el invierno haciendo snowboard
Aquí podéis ver el artículo completo, que fue publicado en El Periódico:
El guiri del Valle